viernes, 20 de junio del 2025

Más que útiles: una lección de vida para padres

En enero, el inicio de las clases escolares trae consigo una tradición recurrente: la compra de útiles escolares. Para muchos padres, este proceso parece ser un desfile de marcas, precios y colores, pero ¿es realmente esto lo que define la calidad de la educación de sus hijos? Es momento de detenernos y reflexionar: ¿qué mensaje nos estamos enviando cuando medimos el aprendizaje con el costo de un cuaderno o la sofisticación de una mochila?

La educación, en su esencia, no depende de una regla de última generación ni de un marcador de alta gama. Es un acto de amor, de acompañamiento constante y, sobre todo, de compromiso. Los niños no necesitan cuadernos perfectos; Necesitan padres que entiendan que el proceso educativo no es un trámite ni un sacrificio financiero, sino una construcción compartida de valores, conocimientos y experiencias.

Como profe, me ha quedado claro que los estudiantes reflejan, a menudo, los comportamientos que observan en casa. Si el hogar enseña que lo material prima sobre lo humano, no podemos esperar que esos niños desarrollen empatía, sensibilidad o solidaridad. La educación trasciende las paredes de un salón de clases; comienza en el hogar, en las conversaciones cotidianas y en el ejemplo que los adultos ofrecen.

Leía recientemente a Makarenko, quien decía que debemos educar a los niños pensando en los adultos que serán. No podría estar más de acuerdo. La verdadera tarea de los padres no es llenar mochilas, sino mentes y corazones. Este año, en lugar de obsesionarse por los útiles, pregúntese: ¿qué valores estoy cultivando en mi hijo? ¿Qué mensajes estoy transmitiendo con mis elecciones, mis palabras y mis prioridades?

La escolaridad es mucho más que cumplir horarios o tareas. Es un proceso lleno de desafíos emocionales, sociales y académicos. Su hijo enfrentará días buenos y otros no tanto, pero lo que marcará la diferencia será su compañía, su paciencia y su interés genuino. Cuando los padres se matriculan junto con sus hijos, la educación se convierte en un proyecto familiar, en un acto colectivo que fortalece vínculos y multiplica los aprendizajes.

No permitamos que el materialismo nuble lo esencial: los niños necesitan sentirse apoyados, no juzgados por las marcas que usan. Necesitan saber que cuentan con ustedes para resolver dudas, para gestionar emociones y para celebrar pequeños logros. Este año escolar podría ser una oportunidad para enseñarles que el esfuerzo y la dedicación superan cualquier objeto material.

Educar no es fácil; es un desafío diario que exige tiempo, empatía y ejemplo. Pero recuerden: están formando a los ciudadanos del mañana. Así que antes de comprar, piensen en lo que realmente importa. No inviertan solo en útiles, inviertan en ser el modelo de amor y compromiso que sus hijos necesitan para aprender, crecer y convertirse en mejores seres humanos.

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