El incremento en la actividad volcánica se ha manifestado en varias formas, incluyendo anomalías térmicas, sismicidad, desgasificación de dióxido de azufre y cambios en las columnas de gases y ceniza.

Expertos en geología han observado un aumento en las anomalías térmicas en el fondo del cráter Arenas, con niveles de energía moderados. Uno de estos eventos superó ligeramente los máximos valores registrados en más de una década. Aunque en el pasado se han observado incrementos en anomalías térmicas, el último aumento inquieta a los especialistas debido a su intensidad.

Además de las anomalías térmicas, se ha notado un aumento en la sismicidad, la liberación de dióxido de azufre y la altura y densidad de las columnas de gases, vapor y ceniza. Estos cambios son indicativos de la naturaleza variable e inestable del volcán.

Aunque actualmente se encuentra en estado de Alerta Amarilla, lo que sugiere una menor probabilidad de una erupción significativa, existe la posibilidad de un rápido cambio a niveles más altos de alerta.

El Servicio Geológico Colombiano hace un llamado a la calma y a la vigilancia constante de la información proporcionada por las autoridades. A pesar de la Alerta Amarilla, que indica una disminución de la inestabilidad, es crucial no subestimar el potencial de este volcán. Cualquier desestabilización podría resultar en un cambio a Alerta Naranja o incluso Roja, con implicaciones significativas para la seguridad pública.

Desde el 14 de septiembre, el Servicio Geológico Colombiano ha implementado un nuevo esquema de medición de la actividad volcánica en Colombia, categorizando la actividad de las 25 estructuras volcánicas activas monitoreadas en diferentes estados de alerta. Esta medida tiene como objetivo mejorar la vigilancia y preparación ante eventos volcánicos en el país.